Si te dijera que te imaginaras un momento de relax por excelencia, seguro que en esa imagen aparece una bañera inmensa, agua caliente y un montón de espuma envolvente, ¿verdad? Pues para cuidar tu piel deberías eliminar de esa estampa la espuma. Te contamos por qué.
Para que un jabón produzca espuma debe llevar sulfatos. ¿Qué son estos elementos químicos? Son sales de ácido sulfúrico y están muy presentes en la mayoría de los productos cosméticos del mercado.
Los sulfatos son muy eficaces para arrastrar la suciedad (por ejemplo, la grasa del cabello), pero también muy agresivos para la piel, especialmente pieles sensibles. Ese picor horrible cuando te entra jabón en los ojos lo producen los sulfatos.
¿Cómo saber si un producto lleva sulfatos? Además de por la etiqueta del producto, los identificarás rápido porque tienen un gran poder espumante.
No obstante, no hay que ser alarmistas más allá de cierto punto. No son peligrosos o tóxicos para la salud, si bien son negativos para los lípidos naturales de nuestra piel. Los sulfatos disuelven el film hidrolipídico, una capa formada por una mezcla de sudor y grasa que sirve de barrera. En cuanto empieza a desaparecer, aparecen los primeros signos de sensibilidad cutánea.
Los champús para adultos deben llevar sulfatos, aunque en no demasiada cantidad (y, por tanto, hará mucha menor cantidad de espuma), para que nuestro pelo quede limpio de grasa. Sin embargo, los dermatólogos recomiendan que los champús y jabones para niños no lleven sulfatos, ya que su piel es más delicada.
La piel de los niños es más fina y tiene menor protección que la de un adulto. Por ejemplo, es también más vulnerable a la radiación solar y se deshidrata con mayor facilidad. Esto hace que sea más sensible e, incluso, hay dermopatologías típicas de la infancia, como dermatitis atópica o costra láctea en el cuero cabelludo.
Al usar un gel sin sulfatos con los más pequeños de la casa estaremos asegurándonos de que protegemos las barreras naturales de su piel. El jabón perfecto para niños tiene un ph neutro y es dermoprotector. Estarás ayudando a mantener el equilibrio de su piel y a evitarles rojeces, irritaciones, sequedad de la dermis, etc.
Y, siempre, siempre, ante cualquier duda sobre el cuidado de tu piel o de tus hijos, consulta con tu dermatólogo o su pediatra. Ellos sabrán qué es lo más adecuado para cada caso concreto.